Escribí esta entrada en el blog de Patreon el 3 de agosto de 2016, acompañando la ilustración con wallpapers de regalo para mis mecenas.
He estado terminando el dibujo que acompaña este post, después de un tiempo durante el que no me convencía mucho, pero no quise dejarlo sin acabar después de tanto trabajo. Creo que, en parte, me costaba acabarlo porque no estaba cómoda con el programa que estaba utilizando.
Estuve coloreando en Clip Studio Paint, el programa en el que prácticamente hago todos los dibujos y cómics ahora, aunque siempre había utilizado Photoshop. Los pinceles que trae CSP dan muchas posibilidades pero necesitaba más fluidez. Finalmente abrí el dibujo en Illust Studio, un programa de esos «raros japoneses» que muy poca gente usa pero que a mi me va muy bien, y con esta herramienta lo he terminado mucho más felizmente.
No es que ese programa dibuje solo, aunque es mi sensación; realmente es una cuestión muy personal. Los pinceles, siendo muy similares a los de ClipStudio (o Mangastudio) me van mejor por algún motivo que no me he parado a analizar, pero creo que tiene que ver con mi método personal de trabajo.
Lamentablemente, creo que Illust Studio se ha dejado de continuar actualizando, quizás sepultado por el éxito de los otros programas. Buscando información al respecto me he dado cuenta de que el estudio creativo es el mismo que CSP, por lo que la herramienta ha debido ser absorbida por este programa.
No es muy común en mi el dejar un dibujo a color sin terminar, pero sí que tengo unos cuantos. En este caso tuve que hacer un esfuerzo porque me daba pena tirar todo el trabajo anterior a la basura, aunque ahora habría hecho algunos de los pasos de otra forma. A este dibujo, por ejemplo, le veo fallos anatómicos en ambas caras, y creo que me he acercado demasiado al realismo tratándose de dos personajes de cómic, algo con lo que hay que tener cuidado porque se puede rozar el valle inquietante. Es lo que tiene dibujar: cada cosa que haces es un aprendizaje, por minúsculo que sea, y siempre estará peor el dibujo a como lo harías ahora. Pasa igual con el cómic. Por eso hay quien dice que el trabajo de dibujante es una frustración constante.
También debo decir que a veces sucede que haces un dibujo que te gusta de verdad, que vas a disfrutar mirándolo y que va a sufrir mejor el paso del tiempo porque aunque el estilo cambie, siempre lo verás con un cariño especial. Pero esto, en mi caso, pasa muy pocas veces. El mejor consejo que me daría a mi misma para que esto no pase es no demorar demasiado la culminación de un coloreado, porque si dejas pasar meses entre que comienzas un dibujo y lo acabas, es inevitable que esto pase.
Pero no creas, el dibujo me gusta. Soy yo que siempre miro las cosas con ojo analítico.
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